Más de 20 años en pocas palabras
Muchos son los recuerdos que me trae ese carnet y esa cara de niño que nunca voy a dejar atrás; mi locura por la magia comenzó desde pequeño. Todo empezó más o menos a los 7 años, en uno de esos cumpleaños mis padres me regalaron un juego de magia del cual uno de los pocos trucos que recuerdo es uno que mi padre me hacía y yo no dejaba de sorprenderme, cuando una moneda desaparecía al caer en un vaso de agua: más adelante conocí el Bazar Yankee donde debido a mi insoportable capricho iba acompañado de mi mamá a comprar mis primeros trucos importantes. Unos años después fui de invitado a una fiesta donde actuaba un mago del que lamento no recordar el nombre. Cuando terminó su show yo saqué mis truquitos para mostrarle a los chicos presentes, el mago al verme me felicitó y me recomendó que asista a las clases del Centro Mágico Fu Manchú, la vieja escuela de magia de donde salieron los mejores magos argentinos fundada por David Tobías Bamberg II (1904-1974), el legendario Fu Manchú. A principios de los 80 llegué a dicha escuela donde Lola de Fu Manchú me dio la bienvenida y me regalo un juego de sogas , casualmente bautizadas “Sogas Dany “ de color rojo el cual aún conservo en una vitrina de recuerdos con mucho cariño.
Comencé mis clases en una habitación de la casa que recuerdo me impresionaba por su misterio, paredes altas y violetas, cuadros gigantes de Fu Manchú, Okito, Houdini y otros históricos magos: una mesa al frente con una galera de cerámica negra y partida en su parte posterior, en este ambiente misterioso todo era mágico y ameno. Allí me dieron clases Aldo Davidovsky, mi primer profesor de ilusionismo, Martín, Victor King y Thiango. Allí también conocí muchos compañeros algunos quedaron en el camino como aficionados y otros se hicieron famosos como Emanuel; con él y otros amigos de ese momento realizamos nuestro debut llamado "Magia con pequeños grandes magos" en el teatro de la Casa de la Provincia de Buenos Aires de la avenida Callao , al que solo asistieron nuestros familiares y amigos, pero que quedó en mi memoria como un momento especial y creo que en los de mi compañeros también.
Ya con 16 años me lancé a realizar los primeros shows y a descubrir que los chicos eran más difíciles de lo que pensaba, paralelamente daba mi examen en la E.M.A. (Entidad Mágica Argentina) donde me recibieron como socio, hace 28 años y donde conocí a muchísimos colegas de los cuales también aprendí muchísimo y pude mejorar mi arte en innumerables conferencias, actividades y especialmente charlas informales con amigos como Gaby Chester (querido amigo desde aquel examen) y otros muchísimos amigos y compañeros socios.
También por ese entonces, hacía un curso de líderes, el cual me ayudo a entender más a los chicos, continuaba entonces con mis animaciones infantiles y cada vez me sentía más cómodo pero lo que más me ayudó a tener éxito en esta tarea de trabajar con niños fue el profesorado de educación física que comencé a principio de los 90 , ahí comprendí conceptos básicos, algunos que practicaba casi naturalmente otros que hay que aprender si uno quiere trabajar con niños, como los tiempos de las actividades, las características de los chicos en distintas edades, la dinámica de los grupos, etc.
Comprendí que al menos en la magia infantil lo importante para mantener la atención de los chicos, es conocerlos, identificarlos, nunca etiquetarlos, darles el justo protagonismo ,saber que requieren en cada edad y aplicando todos estos conocimientos más un buen juego de magia (original, dinámico, visual y acorde a la situación) se puede lograr que hasta el más escéptico pueda disfrutar de un buen truco aunque sepa que simplemente es un truco (con excepción claro de los menores de 6 años que todavía creen en el milagro de la magia, como yo) bueno nos desviamos un poco del tema, pero es un tema que me gusta charlar con mis colegas especialmente con esos colegas que esquivan a los chicos porque no se enganchan con la magia o bien como dicen algunos que no la valoran, por supuesto que no estoy de acuerdo con esto, cuando no se enganchan es porque están aburridos y los chicos son quienes más valoran la magia como magia, los grandes son los que pueden ver el arte y las hora de ensayo que esto lleva.
Más tarde comencé a tomarle más la mano a los espectáculos para adultos y a quitarme el miedo que al principio tenía en este tipo de eventos, por supuesto teniendo en cuenta todo lo que aprendí trabajando con chicos en cuanto a la dinámica de un show, que comprobé al ver varias conferencias de mi maestro anónimo "Juan Tamariz" del cual siempre tengo presente los cinco puntos mágicos que hay que conocer para pararse en escena.
Mucha es la gente, que me gustaría agradecer, entre ellos a los que día a día me confían la animación de sus fiestas, a mis colegas y amigos que me ayudan a crecer, pero fundamentalmente a mis padres por dejarme hacer lo que más me gustaba sin dejar de lado la enseñanza de los valores más importantes de la vida, a mi hermano por su apoyo y por bancarse ser mi público en mis ensayos, a mi esposa por ser mi compañera y crítica, y a mis hijas mi público más incondicional, presidentas y únicas socias de mi "fans club".
Creo que los magos somos como niños jugando al mago y que algunos como yo hicimos de este juego nuestro medio de vida y el de nuestras familias, gracias a todos los que me dejaron volar con este sueño mágico, hoy puedo decir con orgullo que trabajo de lo que siempre me gusto hacer, "magia"... y "magia", es lo que dejamos en nuestro público cuando se cierra el telón.
¡Gracias!
Mago Dany
